¿Punto com?

Sigo en mis lecturas algo dispersas luego del Terremoto de teoría que estoy viviendo desde hace un par de semanas y en una de ellas, he repasado apuntes sobre el Yo; sobre la identidad y las distintas formas de construcción de la identidad en diversos momentos socio-históricos de (lo que entenderíamos por) occidente.

Recordé entonces que este espacio de pataleo también sufrirá una modificación identitaria dentro de algunas horas. Sí, se volverá punto com, sólo como una estrategia de presión para mí, para sentirlo real. De pronto tengo diez preguntas.

¿Sentir real qué? ¿La investigación, el trabajo, el avance, la trayectoria, el recorrido, el proceso?

«Amar la trama más que el desenlace» dice Drexler. Siempre le hago caso al «uruguasho», incluso en días difíciles como hoy. En su nombre sigo con mi libro, tratando de enamorarme de la ruta hacia algún destino.

En lo de ser mujer

Esta semana asistí a dos conferencias y mesas redondas organizadas en el marco del Congreso «McLuhan Galaxy Barcelona 2011». Ayer, las participantes realizaron interesantes aproximaciones a la convergencia e interdisciplina desde la perspectiva o la lectura del teórico canadiense. Tanto las investigaciones revisadas a modo de ejemplo como las explicaciones de las lecturas de Marshall McLuhan o los cuestionamientos a su obra me parecieron lúcidos, sugerentes, atractivos.

Janine Marchessault presentó la cercanía entre comunicación y antropología perceptible en el trabajo de mcLuhan, por medio de la revisión de la revista Explorations, fundada en conjunto con el antropólogo Edmund S. Carpenter. Cristina Miranda de Almeida (rockstar, dicho sea de paso), postuló al teórico como un puente interdisciplinar, resaltando la importancia de un cuestionamiento constante y de la visión crítica de la relación entre la supuesta oposición entre ciencia y arte, poniendo énfasis en la percepción de inexistencia de metodología en el arte (desde la ciencia). Elisenda Ardèvol, dio un tercer paso con la presentación de la humanización a través del arte y de la conexión entre el arte y la antropología. Puso como ejemplo de esta mezcla -mi debilidad esto de las mezclas- la web Disappearing Places, un sitio que recoge lugares del mundo en peligro de extinción (a propósito de mi Chile y la Patagonia).

En fin, fue un agrado escuchar a tres mujeres tan interesantes. La mesa redonda del día anterior «Understanding McLuhan» fue igualmente inspiradora, lamentablemente la única mujer mencionada fue la esposa del gurú, por sus dotes culinarias. Qué cosas…

De fines de mundo y cuentas presidenciales

Este fin de semana, los aires del planeta están revueltos. Se acaba el mundo, dicen. Las redes sociales en línea están trabajando a full.

Para muestras, botones: hace un par de semanas fue aprobada en Chile -por el comité político encargado- una central hidroeléctrica que inundará parte de la Patagonia chilena, atentando contra un entorno natural único, amenazando la destrucción de fauna y flora protegida. En algunas horas, Sebastián Piñera realizará su cuenta pública anual mientras en las calles la ciudadanía manifiesta su descontento: la ley de educación, las reformas que afectan a los trabajadores y la falta de legislación ambiental adecuada son los principales motivos de movilización.

Y no sólo mi país está sacudiéndose socialmente, en España se está viviendo un movimiento enorme y sumamente interesante provocado por el descontento generalizado de la ciudadanía contra la gestión de la clase política. Crisis de representación por todos lados. Si me detengo un segundo en las disciplinas, los sociólogos han de estar «flipando», con posibles proyecciones y análisis, tal como los comunicólogos mientras constatan la diversificación de las estrategias informativas y comunicativas con las herramientas web.

De los amigos más inter o in disciplinados recojo dos cosas: primero la calle y la importancia de decir, la acción; luego la calma y la capacidad de recordar -como muy bien hace mi amigo Paulo Contreras– que al menos en Chile tenemos más que parte de responsabilidad, la derecha está instalada desde el inicio de la dictadura y la hemos conservado (disfrazada de transición primero, después de mal menor) eligiendo a la Concertación y convenciéndonos para no abrir los ojos y ver que son (en chileno) la misma mierda con otro olor.

A propósito de este último párrafo y también por contagio de mi amigo Contreras, aparten unas horitas de su fin de semana para re-ver La Spirale:

Esa luz roja…

Si bien no trabajo directamente la relación entre las tecnologías y el cuerpo, hoy debo hacer algunos apuntes a raíz de mi relación con los Smartphones.

Hace algunos años colaboré con un amigo (que estará por estos barrios en un par de días, a todo esto), en la traducción de un texto  de Hajo Eickhoff sobre la relación entre la cultura de la silla y la (in)comunicación. La conferencia, cuya traducción obsesionaba a Breno, describe la concomitancia entre el estar sentado y nuestro sedentarismo no sólo físico, sino intelectual. El accionar a través de una tecnología para el disciplinamiento social.

Recordé esto porque llevo meses dándole vueltas al efecto de la luz roja de la Blackberry -Whiteberry es mi cacharrito- sobre mi cuerpo. Muy sutilmente me aprisiona, me incomunica, me condiciona. No me desconecta de mi cuerpo, actúa sobre él, como si la luz de aviso de la llegada de un mensaje fuera una mano sobre mi hombro que desconcentra, ataca.

Probaré divorciarme del aparatito durante las horas de escritura. A ver qué pasa.

De terremotos teóricos

Desde hace un par de meses estoy (re)pensando en el concepto que suponía central en mi trabajo, el de la apropiación de una tecnología. Hasta el momento, en cada una de las presentaciones y defensas he recibido críticas más o menos duras, aunque siempre han terminado concediéndome el beneficio de la duda gracias a la ayuda de la investigadora María Alonso, que define la apropiación de Internet como «el proceso simbólico de construcción de sentidos personales y sociales que elaboran los actores socio históricamente situados, es decir, a partir de sus contextos socioculturales, y en cuya incorporación se transforman a sí mismos” (Alonso 2010).

Pre/re conocer

Aún la primavera en Barcelona no es tan dura y permite ciertas actividades al aire libre sin necesidad de cargarse con quitasoles o cremas protectoras.

¿Qué haremos como bienvenida a los amigos que regresan a la ciudad (uno de ellos con el grado de Doctor conseguido)? Fue la pregunta inicial.

Las alternativas: una fiesta, una comida, un asado, una caminata, una fiesta, una fiesta, una fiesta… Bueno, entonces ¿qué hacemos? Fue la siguiente pregunta. «¿Y si Anita hace un evento en Facebook y lo vemos allí?» sugirió el Dr. León, ante lo cual se cerró la discusión, pues a l@s demás -doctorand@s tod@s- nos pareció razonable (ahora todo lo que dice el Dr. León nos parece razonable, debe ser porque aún no nos atrevemos a sostenerle la mirada,  jeje!).

Las casualidades del inicio

Por lo general digo que no creo en las casualidades. Hoy me lo he repetido sesenta veces aproximadamente. No sólo porque mi compañera de despacho me contó una seguidilla de hechos increíbles esta mañana, sino porque decidí estudiar un blog interesante (para ver si, esta vez, logro crear uno de verdad; con una perspectiva personal y con interés académico al mismo tiempo) y en el camino me he ido encontrando con películas, autores, imágenes y situaciones divertidas.

No diré que este blog tratará «Nada Personal», como hice en un primer intento*, simplemente no prometeré.

Vuelvo a las casualidades diciendo que hoy, mientras estudiaba el blog que me sirve de inspiración, descubrí que su autor -al momento de iniciar sus textos- leía lo mismo que yo hoy tengo entre las manos. Tecnologías del yo me llega cinco años después que a él (sepan que me caracteriza ir a destiempo), pero gracias a esto, no me molesta iniciar este experimento repitiéndome por sextuagésimosegunda vez en el día que las casualidades no existen… a ver si de una vez por todas me lo creo.

* Mi yo anterior enterrado en las profundidades del espacio.