Facebook como personaje en la ficción televisiva: el caso de “Soy tu fan”*

Por Ana María Castillo Hinojosa (1)

La presentación de los desarrollos tecnológicos en los medios de comunicación es parte fundamental de cómo la sociedad percibe dichos avances. Así también, la representación que se hace de ellos está basada -en cierta medida- en la idea que los usuarios tengan de dichas tecnologías. Basta recordar a Nancy Baym (2010), quien en uno de sus capítulos explica cómo se mostró la comunicación mediada en el New Yorker durante prácticamente todo el siglo XX.

Al principio era el teléfono y la televisión, con los efectos negativos que parecían tener desde la mirada de los analistas de la época. Lo mismo ocurrió con Internet durante la década de 1990. En general, los primeros acercamientos a cualquier nueva herramienta llevan una carga de desconcierto y desconfianza, por los cambios que significan. Baym (2010) argumenta que el tema recurrente ante la recepción de nuevas tecnologías es la modificación negativa de las relaciones interpersonales, la pérdida del contacto físico, la sobrevaloración de lo mediado por sobre la veracidad del contacto cara a cara. Si bien esas percepciones se van modificando con el paso del tiempo, y tienden a quedar como registro más que a asentarse entre los usuarios, los medios continúan recurriendo constantemente a la satanización de ciertas herramientas y prácticas en y con tecnología.

Facebook en la serie «Soy tu fan»: notas iniciales

Como tantas decenas de veces estoy obsesionada con una serie por culpa de una amiga. Me juro que no veré más capítulos y me engaño poniendo el audio en YouTube mientras intento escribir sobre otra cosa. No sé si aceptar que estoy enamorada de los protagonistas o es que la simplicidad pegajosa del guión me tiene deseando escribir esto y los capítulos me dan pie para hacerlo… En fin…

Se trata de una serie para adultos (¿jóvenes?) entre veintipocos y treinta y tantos, centrada en los dilemas amorosos «propios de la edad». Algunos personajes salen del perfil promedio, pero siempre en sintonía divertida con las dinámicas y las prácticas de los jóvenes de la serie, por ejemplo una mujer de casi cincuenta años, enamorada de un hombre menor y celosa de las fotos de su pareja con otras mujeres en Facebook. Acá me detengo, claro está. En ese capítulo en particular, así como en algún otro (aunque menos explícitamente como lo detallaré más adelante), la tecnología, las redes sociales en línea y Facebook en particular, se asocian a desastres en las relaciones amorosas.

1. Derecho a olvidar 

En los primeros capítulos uno de los personajes critica duramente cómo se modifica la temporalidad de las relaciones manteniéndose en standby cuando deberían acabarse y punto. El argumento del personaje se basaba en que mantenemos a personas en segundos o terceros planos, cuando sin la existencia de Facebook, esas personas habrían desaparecido de nuestra vida.

Violeta Parra: notas sobre la pasión/obsesión investigadora

Después de ver Violeta se fue a los cielos y quedarme con la congoja propia de asistir a la narración de tanta carencia y tanta genialidad, no puedo más que intentar relacionar la película un poco fuera de lo que en primera instancia permite la avalancha de emoción de una obra como la de Andrés Wood.

Violeta fue pasión, una pasión descontrolada y mil veces difusa, pero infinitamente creativa y valiente. Esa valentía la llevó (porque no podía evitarlo) a pensar en las raíces folclóricas chilenas como un tesoro que valía/vale la pena enseñar al mundo. Un mundo que se extendía desde lo profundo de Chile y no paraba en la cordillera ni en el mar, sino que se extendía hasta cruzar océanos y lenguas.

¿Qué es la investigación sino esa pasión por comprender algo que tenemos frente a nosotros y nos parece tan maravilloso que nos es imposible ignorarlo y continuar?

Tardes de domingo: Exit through the giftshop

Arte callejero y la obsesión de una cámara en las manos.