«¡Fíjate en mí y no en tu smartphone!»*

Revisando (otra vez, sí) los datos de mi tesis, recordé este artículo que propone una etiqueta para el uso del smartphone (que no comparto del todo), pero que me parece interesante por cuanto atiende a un tema que la mayoría de mis informantes expresa en las entrevistas: el teléfono móvil como elemento de quiebre en las conversaciones cara a cara.

A la mayoría de las personas que colaboraron en mi trabajo, les parece de mala educación estar pendiente en todo momento de lo que está ocurriendo en el móvil. Se sienten ofendidos cuando la persona que tienen al frente dedica parte de su atención al teléfono. Personalmente, en una ocasión me ocurrió que me pidieron directamente que dejara el móvil y experimenté aquello que los informantes sugieren, y es que prestar atención al teléfono es desear escapar de la conversación presencial. Si hay suficiente confianza, basta decir: «espero que me hable el hombre del que estoy enamorada y por eso miro el móvil cada dos segundos», pero por lo general no se tiene ese nivel de confianza con todo el mundo y la situación no se puede explicar de otra manera. Efectivamente, ése no es el único motivo por el que siempre prestamos atención al teléfono, pero esto me hace reflexionar en que estamos elevando muchos acontecimientos cotidianos al nivel de: «me habla el hombre de mi vida».

A fresh start (version 4.5)